Resumen:
La relación entre la globalización y la educación pone sobre el tapete el tema de las identidades sociales. A ello se une que estamos hablando de un vasto, diverso y significativo sector social que se encuentra en la escuela, y que detrás de los diferentes proyectos educativos hay modelos de sociedad, de persona, de ciudadano. Por ello es pertinente reflexionar sobre los cambios introducidos por la tecnología en la educación, no desde el punto de vista instrumental, lo cual reduce el problema al uso de nuevas herramientas técnicas asociadas con la modernidad, el progreso y la efectividad, sino más bien desde aquél que tiene que ver con las nuevas formas de producir y acceder al conocimiento, desde los cambios perceptivos y las nuevas sensibilidades. Bajo la interrogante que opone la homogeneización a la diversificación cultural, me pregunto si la extensión y creciente acceso a la tecnología en la educación ¿supone posibilidades nuevas, efectos positivos, rupturas territoriales, avances cognitivos y nuevas interrelaciones para las escuelas, y sobre todo para los jóvenes escolares?, o ¿estamos ante un irreversible proceso de homogeneización que terminará imponiendo las viejas jerarquías bajo nuevos ropajes? Y es que es necesario conocer y entender los cambios culturales que se producen en los tiempos de las relaciones entre los jóvenes educandos y su sociedad, en las rupturas generacionales, en la visión de futuro, a fin de proponer además estrategias y políticas adecuadas. Más aún porque estoy convencida de que las transformaciones de las cuales somos testigos no son exclusivamente una moda o simples asuntos coyunturales, sino que se trata de cambios sociales y culturales muy profundos que nos acompañarán en adelante, y que atañen al futuro de las personas, a su desarrollo cognitivo, su subjetividad y sensibilidad.