Resumen:
Tan odiado como adorado, Tim Burton despliega, en cada una de sus películas, una estética fuertemente influenciada por una corriente que se mantiene más viva que nunca. El autor escribe cómo esta no corresponde a un capricho del excéntrico personaje; es una forma de exaltar y hacer más humanas nuestras tenebrosas fantasías, plasmadas en su cine de escenarios que recuerdan a El gabinete del Dr. Caligari (1920).