Resumen:
Son muchos los artistas que están en deuda con esas reuniones donde André Breton y Tristan Tzara creaban sus cadáveres exquisitos. Charlie Kaufman es uno de ellos: un guionista que disfruta adentrándose en lo absurdo y lo caótico de encontrarle algún sentido a lo que hacemos. Su obra Synecdoche, New York es, hasta el momento, la cumbre de su búsqueda.