Resumen:
Pese a ser un arte en constante evolución desde hace más
de un siglo, el cine no ha podido escapar de una serie de
convenciones machistas que aún hoy logran subsistir, a
veces incluso bajo parámetros misóginos, de aversión a
la mujer. El fotograma habla por sus realizadores y, en
última instancia, por el público, el mismo que migra a las
salas para, además, ver al héroe macho salvar a la mujer
indefensa, totalmente inútil sin él. A continuación, un
recuento de esta curiosa tradición.