Resumen:
Una de las características de la modernidad es que se le otorga al Estado el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Esto quiere decir que solo sus representantes pueden usarla –bajo condiciones normadas– para sancionar aquellos comportamientos contrarios a la convivencia ciudadana. Es la única entidad que legal y legítimamente puede multar, detener, apresar, recluir, deportar e inclusive –en el caso de pena de muerte– ejecutar.