Resumen:
Todos los peruanos hemos sentido el embate del conflicto armado. Ya sea en primera o tercera persona, fuimos testigos de la violencia que se generó por el execrable ataque terrorista y la respuesta de las fuerzas armadas. Y aunque tras la deposición de las armas, se gestó un aparente proceso de pacificación, otro tipo de violencia tomó su lugar: el rechazo y expulsión de cualquier interpretación que no sea unívoca. Así, la violencia dejó de empuñar un fusil para pasar a efectuar su poder a través de los silencios y las censuras. Cualquier obra que distara de esta interpretación encendía las alarmas de la apología. Si bien las Tablas de Sarhua no son las primeras propuestas artísticas que encienden dichas alarmas, ¿por qué resulta tan importante debatir sobre ellas? ¿Es acaso porque se ha silenciado la voz de un testigo? ¿O porque dicha voz haría apología al terrorismo?