Resumen:
Se diría que las reglas del tránsito no atienden los particulares propósitos del conductor estándar en la gran Lima, aletargando en exceso las trayectorias que debe seguir. Si, por añadidura, contamos con un parque automotor que desborda por varios dígitos la capacidad de nuestras vías, habrá que encontrar entonces variadas maneras de burlar la demora y ganar por puesta de llanta (entre adelantamientos y frenadas, qué duda cabe, emerge el ingenio).