Resumen:
En realidad, la
palabra proceso
encierra todos
estos elementos:
la justicia,
honestidad,
independencia,
imparcialidad,
autonomía, entre
otros. Si el proceso
no es justo, no es
proceso. Si el proceso
no respeta el
debido proceso,
no es proceso.
Si el proceso es
deshonesto, no
es proceso. No
cabe hablar de un
proceso injusto,
parcializado
o deshonesto.
Lamentablemente,
en muchos de
nuestros países
el ciudadano ve
al proceso como
una salida, como
una necesidad;
pero también ve
al proceso con
mucho temor. El
temor en general a
la administración
de justicia tiene
que ver con sus
jueces, con sus
abogados y con
todo el andamiaje
que lo sustenta.