Resumen:
Santiago Ramón y Cajal expone que, para investigar la psicología de las hormigas, hay que tener en cuenta los datos relativos a los tropismos, percepciones, memoria asociativa, actos reflejos, instintos superiores, etcétera. Divide a las hormigas en dos grandes grupos: hormigas poliópsicas, cuyos ojos poseen ochocientas o más facetas corneales, que ven bien o regularmente; y hormigas oligópsicas, que ven poquísimo y cuyas facetas corneales oscilan entre setenta y quinientas. Cajal concluye que las hormigas oligópsicas tienen una gran pobreza sensorial. Excepto el tacto y el olfato, que alcanzan un gran desarrollo, los demás sentidos aportan a las hormigas confusas y fragmentarias observaciones del mundo exterior. En cambio, las hormigas poliópsicas son sensibles a los colores y se impresionan especialmente con el color negro.