Resumen:
El destino quiso que la séptima obra de Thomas Pynchon fuese también la séptima película de Paul Thomas Anderson. Más allá de esta coincidencia, el libro y la adaptación comparten un oscuro y cínico sentido del humor, perfecto para retratar el entorno contracultural de los Estados Unidos de los setenta, donde el espíritu libertario convive junto a un capitalismo devorador.