Resumen:
Aquellos para quienes la enseñanza, la realización y la crítica cinematográfica se han conjugado con el oficio de compositor musical son sólo algunos en América Latina. Enrique Pinilla, quien tuvo ese privilegio y nos lo transmitió con su inolvidable generosidad fue consciente como pocos de la trascendencia del movimiento de ida y vuelta entre imagen y sonido, no sólo en la marcación de ritmos y la creación de climas, sino para la constructividad misma del relato. El texto que se presenta es un extracto del libro que la Universidad de Lima publicara.