Resumen:
Abocarnos sin más ni más a emprender la elaboración de una nueva dogmática jurídica en materia de comunicaciones, arrastrados por la corriente de un pragmatismo que se enarbola como triunfante en la escena contemporánea, podría llevarnos a tener que reconocer y afrontar en algún próximo futuro nuestro error intelectual, político y sobre todo humano.