Resumen:
Está claro que en el Perú los fenómenos naturales son de relativa baja intensidad comparada con las enormes transformaciones climáticas que marcan las temporadas en el norte y el sur del continente y en diversos extremos del mundo, con lo cual, tampoco es que nos enfrentemos a embates colosales de la naturaleza, sino por el contrario, a fenómenos de regular presencia cuyos efectos son absolutamente predecibles y frente a los cuales nuestra histórica capacidad de respuesta ha sido no solo insignificante o nula, sino perversamente inversa.