Resumen:
Europa y Estados Unidos (y el mundo occidental en general) están viviendo un profundo malestar económico, social y cultural. Los países emergentes no pueden evitar esta crisis y no logran proponer una alternativa; es más, se hunden en los mismos problemas al no contar con herramientas críticas adecuadas. Por esto, paralelamente a la crisis de valores, hay un crecimiento incontrolado del consumismo material, tecnológico y cultural.
Esta situación no es eventual, anuncia la necesidad de un cambio histórico en el pensamiento y en el modo de vivir globalizado. Es por lo tanto necesario reflexionar sobre el sentido del arte, de la tecnología y de las identidades culturales. Pero la crisis, vista desde el punto de vista cultural, consiste en un exceso de discursos acompañado por una pérdida del sentido, de la atención, de la crítica y de la discusión.
¿Tiene todavía sentido hacer arte en este contexto? ¿Es el arte digital precisamente por su naturaleza tecnológica, una posible solución a estos problemas? ¿O es parte del problema? ¿Existe entonces el arte digital como género, es decir, como una categoría diferente y privilegiada del arte en general?
En esta ponencia, para explicar el arte digital, se relacionarán algunas categorías clave de la modernidad a la luz de la crisis de la misma posmodernidad, que está lejos de acabarse, como algunos apresuradamente estiman. La globalización, la crisis ecológica, la saturación de estímulos e informaciones, el agotamiento del sentido de progreso y de creatividad implican la confrontación con cuestiones difíciles y complejas, en el sentido que requieren aproximación sistémica e interdisciplinaria, renunciar a la comodidad de los conceptos institucionalizados, arriesgar y ver más allá del ego que domina casi siempre la práctica artística. El arte digital pierde su trascendencia afuera de estos retos fundamentales.
Hablando por experiencia directa, luego de cumplir labores en la investigación tecnológica, en la práctica y el estudio del arte y en la investigación filosófica, creo que las respuestas a estas interrogantes se podrían encontrar, explorando la relación entre estos conceptos: Genio y Gusto, Obra y Proceso, Obra de arte y Herramienta, Crear e Inventar, Producibilidad e Irreproducibilidad, Forma y Metaforma, Profundidad y Superficie y finalmente, Bello y Sublime.
Con esto quiero solo proponer unas posibilidades de trabajo y confrontar conceptos para evitar la banalidad que acecha el arte, como escribió recientemente Mario Vargas Llosa, dentro de la civilización del espectáculo.